miércoles, 29 de mayo de 2013

El futuro del progresivo se llama Eyal Amir

Hace relativamente poco tiempo,buceando por las tortuosas paginas de Internet descubrí un vídeo
de uno de mis teclistas favoritos Jordan Rudess que tocaba con varias personas totalmente desconocidas en el ámbito del progresivo y acabada la visión del vídeo me puse a investigar quienes eran la gente que lo acompañaban porque eran unos talentos en potencia.Sinceramente alucine con ellos y su principal seña de identidad era el israeli afincado en Nueva York,Eyal Amir.
Estos vídeos son un homenaje al progresivo de toda la vida con una amplio homenaje y respeto al grupo mas infravalorado de toda la historia,Gentle Giant.
En los siguientes vídeos que os dejo alucinar un poco con el talento,calidad,etc de estos tíos que son la leche y que espero que hagan un disco pronto.La única pega es que Eyal Amir es del Barcelona a muerte.
Disfrutar.

domingo, 26 de mayo de 2013

La otra conquista

Fuente: Javier Muñoz
 http://www.elcorreo.com/vizcaya/20130526/local/otra-conquista-201305251821.html

"La expansión española en América, la que relatan los manuales de Historia, no fue un asunto exclusivo de hombres blancos, o mejor, de 'empresarios armados', expresión utilizada por los historiadores Matthew Restall y Felipe Fernández-Armesto en el ensayo 'Los conquistadores: una breve introducción'. Esclavos y criados de raza negra, que a partir de 1521 fueron llevados a cientos desde África al nuevo continente, participaron en las campañas contra los indígenas y se significaron en ellas como "feroces combatientes". Sin embargo, su protagonismo fue ignorado por los cronistas, quienes corrieron un velo parecido sobre los indios que se aliaron con los invasores europeos para vengarse de sus opresores locales (a los nahuas mexicanos no les gustaba la costumbre azteca de capturar prisioneros para arrancarles el corazón, cortarles la cabeza y exhibir los cráneos a miles).

Restall y Fernández-Armesto, que son amenos y concisos, matizan algunos lugares comunes acerca de la conquista, sin aprobarlos o descalificarlos. El caballo ya había existido en América, aunque se extinguió, y los españoles lo reintrodujeron. No es cierto que los indígenas americanos vieran a los europeos como dioses. Ahora bien, ser extranjeros sí resultó útil a estos últimos para manipular las querellas locales, inmiscuyéndose en antiguas rivalidades. Por último, los conquistadores no fueron todos españoles, aunque sí la inmensa mayoría, obviamente. 

Entre los personajes menos conocidos de aquella época y que se salen de lo corriente -suponiendo que Cortés, Pizarro o Lope de Aguirre fueran hombres corrientes- se encuentra Juan Garrido, esclavo africano que vivió en Portugal y que acabó en América tras haber sido comprado por un español. Obtuvo su libertad después de pelear en Puerto Rico, Cuba y otras islas del Caribe. Entre 1520 y 1530 luchó contra los aztecas, y servicios fueron recompensados con una propiedad en la ciudad de México, donde se asentó con su familia. Allí trabajó de "guardia y pregonero público, ambas ocupaciones habituales para los conquistadores negros que se convertían en colonos". Como muchos españoles en América, Garrido escribió a la Corona exaltando sus méritos, y contó que había sido el primero en sembrar trigo en México.

Los africanos liberados de la esclavitud ocuparon siempre una posición intermedia entre los blancos en la América del XVI y la población indígena. Otro caso parecido al de Juan Garrido fue el del negro Sebastián Toral, veterano de las campañas contra los mayas en el Yucatán, en las que también intervinieron los indios nahuas. Toral llegó a aquella península mexicana en la década de 1530, siendo joven y esclavo, y reapareció en la región hacia 1540, "ya libre, junto a los españoles que intentaron sojuzgar por tercera vez a los mayas". Este colono también trabajó de guardia y formó un hogar. Cuando la metrópoli creó un impuesto para los hijos de los negros de América, Toral protestó y viajó a España para obtener la exención del tributo. También tuvo permiso para llevar armas.

Restall y Fernández-Armesto desgranan pequeñas historias de la colonización, pero no por ello menos interesantes e ilustrativas. "En 1533 -cuentan ambos historiadores-, un grupo de varias docenas de esclavos naufragó frente a las costas de lo que actualmente es Ecuador. Fueron arrastrados hasta la playa, desprovistos de todo, desaliñados y con poco o nada que les valiese como víveres o armamento". Al frente de aquella desgraciada expedición se colocó Alonso de Illescas, un africano bautizado que había vivido en Sevilla. Enseguida trabó relación con el cacique local y se casó con su hija, convirtiéndose automáticamente en el sucesor.

Illescas y su gente actuaron como mercenarios en las querellas de los indios con sus vecinos. Los colonos españoles de Quito lo conocieron como "el rey negro de las Indias" y enviaron "misiones diplomáticas" a su pequeño Estado para que les autorizara a abrir un camino hacia la costa, donde él tenía un puerto. La Corona lo nombró gobernador y prosperó de forma notable, si bien su reino se fragmentó.
Uno de los descendientes, Francisco de Arove, sería inmortalizado con sus dos hijos en un cuadro pintado en 1599 por un artista de Quito. Los tres posan con joyas en la nariz y las orejas, esgrimen lanzas y visten jubones, ponchos y gorgueras "tan lujosas que las estrictas leyes suntuarias las hubieran prohibido en España". Costumbres africanas, ropa española e indígena y tejidos asiáticos.
"La trayectoria hasta el poder de don Francisco de Arove y sus colegas fue la de muchos, o la mayoría de conquistadores españoles, cuyas carreras parecen imitar o simular, concluyen Restall y Fernández-Armesto."


viernes, 24 de mayo de 2013

Pizarro,el conquistador español que venció a 40000 incas con 200 españoles.

Fuente:"http://www.abc.es/historia-militar/20130524/abci-pizarro-conquistador-vencio-soldados-201305232021.html"

"En los años en los que todavía no se conocían todos los recovecos del planeta eran pocos los que se atrevían a adentrarse en las desconocidas e inexploradas selvas del llamado Nuevo Mundo. Sin embargo, entre ellos se encontraba Francisco Pizarro, un español que, mediante espada y morrión, dirigió varias partidas de exploración a Perú y llegó a vencer, junto a otros 200 españoles, a un ejército de casi 40.000 incas.
Y es que el siglo XVI fue uno de los más prolíficos para la Corona, que mediante Pizarro tomó posesión de una gran parte del oeste de América del Sur. No obstante, esta tarea se realizó gracias al sacrificio de cientos de españoles que, con la promesa de un futuro mejor, se adentraron en inhóspitos e inexplorados territorios sabiendo de antemano que en cualquier momento les podía llegar la muerte.
Aunque a día de hoy todavía no se conoce la fecha exacta en la que nació Francisco Pizarro, se ha establecido la posibilidad de que fuera entre 1476 y 1478. Sin embargo, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el lugar en el que su madre dio a luz fue el pueblo de Trujillo, en el corazón de Extremadura. A su vez, existe consenso en relación a sus progenitores. Concretamente, fue hijo bastardo de don Gonzalo Pizarro (héroe de guerra que luchó a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el «Gran Capitán») y Francisca González.
Desde pequeño, Francisco nunca se destacó por su interés en la cultura, algo que sin duda ayudó a su padre a tomar la decisión de obligarle a cuidar cerdos. Sin embargo, y según cuenta la leyenda, a los pocos años los animales a su cuidado contrajeron una grave enfermedad y Francisco, por temor a ser culpado de ello, huyó a Sevilla con tan sólo 15 años. Desde allí iniciaría su vida militar, pues decidió embarcarse rumbo a Italia para luchar en los Tercios.
Pizarro comenzaría su andanza por las tierras del Nuevo Mundo con 24 años. Al parecer, viajó a América, como muchos, seducido por las aventuras y la posibilidad de ganar dinero. Tras su llegada participó como soldado en varias expediciones sabiendo de antemano que, debido a que era un hijo bastardo y carecía de cultura, le sería muy difícil ascender.
Pizarro, el conquistador que venció a 40.000 soldados incas con 200 españoles
Retrato de Francisco Pizarro
Eran años difíciles en los que los españoles trataban, a costa de multitud de vidas, de asentarse en el territorio luchando contra los naturales del lugar: los indígenas. «Los indios eran exóticos. Andaban desnudos, dormían en casuchas de madera y dormían en hamacas. Eran lampiños, de menor estatura que los españoles, pero bien proporcionados (…) En cuanto a las mujeres, iban descubiertas de medio cuerpo hacia arriba (…) Las vírgenes dejaban ver su cuerpo enteramente desnudo», determina el escritor y graduado en Derecho Roberto Barletta Villarán en su libro «Breve historia de Francisco Pizarro».
Todo cambió radicalmente para Pizarro durante una de las expediciones que dirigió el conquistador Alonso de Ojeda con la intención de tomar el golfo de Urabá (ubicado cerca de Panamá). El cometido, que en principio no parecía dificultoso, se complicó cuando los nativos locales, armados con arcos y flechas untadas en veneno, asediaron el emplazamiento español levantado en el territorio: el fuerte de San Sebastián.
Tras rudos combates en los que los españoles perdieron multitud de hombres, todo terminó de complicarse cuando Ojeda recibió un disparo en su pierna y tuvo que ser evacuado en un buque. En ese momento fue cuando Pizarro, un militar anónimo para todos hasta el momento, recibió, casi por obligación, su primer mando a los 32 años de edad.
«Al despedirse de sus hombres, Alonso de Ojeda (…) dejó a cargo al soldado barbudo (…). Su nombre lo conocía bien. A sus dotes por él conocidas se sumaba que era uno de sus mejores soldados y que (…) parecía inmune a las plagas que asolaban a su hueste. No dudó en dejarlo al mando ascendiéndolo a capitán y nombrándolo jefe de la expedición en su ausencia», destaca el autor.
Antes de partir, Ojeda ordenó a Pizarro resistir durante 50 días en el fuerte con los escasos soldados de los que disponía. A su vez, determinó que, si pasado ese período no recibía refuerzos, tenía potestad para huir junto a sus hombres en dos bergantines que dejaba a su disposición. El español no lo dudó y se aprestó a defender el lugar durante ese largo tiempo.

Una épica y mortal defensa

Como era de esperar, los casi dos meses siguientes fueron un calvario pues, a los combates con los indios, se sumó la escasez de alimentos. Tal fue la desesperación de los soldados que se vieron obligados a matar y comerse a sus caballos, algo inimaginable en aquella época. Para colmo, según pasaba los días, la posibilidad de recibir refuerzos se reducía.
Finalmente, una vez que pasaron los 50 días y nadie había acudido en su ayuda, Pizarro decidió que era hora de partir. Sin embargo, se le planteó una nueva dificultad: los dos buques amarrados no tenían capacidad para transportar a los 70 soldados que habían sobrevivido. Por ello, se vio obligado a tomar una difícil decisión.
«Pizarro optó entonces por esperar a que el hambre, la enfermedad y los indios redujeran a sus efectivos. Cuando sucedió, los soldados destruyeron el fortín y se amontonaron en los dos bergantines. Hacía seis largos meses que habían llegado a San Sebastián», explica por su parte el profesor de Civilización Hispanoamericana Colonial Bernard Lavallé en su texto «Francisco Pizarro y la conquista del imperio inca».
A partir de ese momento su tenacidad le valió la reputación de hombre valeroso y regio. De hecho, pronto llegó a convertirse en alcalde de Panamá, un territorio que se convirtió en la punta de lanza para la conquista española de Perú.
Sin embargo, parece que Panamá terminó haciéndosele pequeña, pues en 1522 Pizarro decidió que era hora de partir hacia tierras inexploradas. Por ello, a la edad de 32 años decidió asociarse con otros dos buscadores de aventuras y poner rumbo hacia Perú, lugar sobre el que circulaban todo tipo de historias relacionadas con riquezas que esperaban ser capturadas por el primer conquistador que las encontrara.
«La palabra Perú (Pirú o Perú) provenía, parece ser, de Birú, nombre de un cacique rico en oro y en perlas que, según los indios, vivía por allá, en el sur, y de quien los españoles habían escuchado hablar durante sus primeras exploraciones sobre la costa del Pacífico», sentencia Lavallé en su libro.
Las promesas de riqueza cautivaron así al barbudo conquistador español, que organizó en 1524 una primera expedición formada por dos desvencijados barcos, 110 hombres, 4 caballos e, incluso, un perro de guerra. No obstante, y a pesar del dinero invertido, esta primera aventura no tuvo demasiado éxito. A pesar de todo, Pizarro no se dio por vencido, y tan sólo dos años después planeó un nuevo viaje en el que, con unos recursos similares, partió de nuevo en busca de Perú.

Estatua de Francisco Pizarro en su localidad natal, Trujillo (Cáceres)

Aunque este éxodo comenzó de una forma algo más prolífica que el anterior, pues consiguieron capturar una barcaza mercante india cargada con todo tipo de perlas preciosas, no terminó de forma agradable. Concretamente, las dificultades llegaron después de que la columna española se adentrara en la jungla, donde los soldados, hambrientos, sedientos y carcomidos por las enfermedades, tuvieron que hacer frente también a algunos grupos de indígenas.
Tal fue la situación de los soldados, que, cuando llegaron a una isla segura, muchos decidieron que ya habían pasado suficientes calamidades como para seguir adelante. De hecho, la mayoría plantearon que erahora de izar el ancla y volver a territorio español.
En ese momento, Pizarro lanzó un discurso de gran emotividad intentando convencer a sus hombres de que aguantaran un poco más, pues las riquezas se encontraban al alcance de la mano. «Desenvainando su espada, habría trazado una línea sobre la arena y propuesto pasarla a aquellos que, en vez de la oscuridad y de las miserias seguras de Panamá, ¡prefirieran el oro y la gloria de Perú!. (…) Según la tradición, trece hombres atravesaron la línea trazada por su jefe. La historia de la Conquista los conoce bajo el nombre de los Trece de la Fama», determina el escritor.
Parece que la decisión les fue ventajosa pues, tras explorar una extensa área del oeste de América del Sur, lograron hacerse con todo tipo de riquezas entregadas por algunos caudillos locales y volvieron a Panamá como héroes en 1529. No obstante, tras este último viaje, ahora tocaba proyectar la invasión armada del territorio, la cual alzaría a Pizarro como gran estratega militar.

Una nueva y curiosa expedición

Este viaje armado fue planeado a penas dos años más tarde. «La expedición dejó el puerto de Panamá el 20 de enero de 1531. Llevaba más de 180 hombres y una buena treintena de caballos. (…) Conociendo la importancia militar que tenían entonces estos animales en los combates contra los indios, es una prueba manifiesta de que esta vez el objetivo ya no era explorar Perú, sino más bien conquistarlo militarmente», señala Lavallé.
Al mando de este contingente se destacó Pizarro, quien nombró a su hermano Hernando como uno de sus más destacados oficiales. No pasó mucho tiempo hasta que la columna española, que contaba en este caso con arcabuces -un arma muy temida por indígenas-, decidió pisar definitivamente suelo peruano. De hecho, planearon invadir a la civilización inca aprovechando que esta se encontraba sumida en una guerra civil que enfrentaba a dos de sus líderes (Atahualpa y Huáscar) por el poder.
En poco tiempo, el contingente español recorrió hacia el sur un amplio trecho de la costa oeste de América del sur sin encontrar ni una mera onza de oro. A esto se unió el hecho de que, cuando la desesperación empezaba a cundir entre los soldados -ávidos de riquezas-, llegaron informes de que Atahualpa se había puesto al mando de un contingente formado por miles de incas en el norte. Aunque es cierto que los conquistadores desconocían la actitud del líder suramericano hacia ellos, no podían correr el riesgo de que ese inmenso ejército se hubiera constituido para darles caza.

En busca de Atahualpa

Hoy todavía se desconoce por qué se tomó la decisión, pero ya fuera por soberbia, por descubrir las verdaderas intenciones de Atahualpa, o por buscar suerte en el norte, Pizarro decidió que partiría con sus soldados al encuentro del inca.
De nuevo, y haciendo uso de su oratoria, dio un discurso a los soldados en el que, según los cronistas, señaló que, en el caso de que los incas fueran hostiles, confiaba en que sus soldados estarían a la altura de las circunstancias. «Habría dejado saber a sus hombres que debían estar listos para cualquier eventualidad. Poco importaba su pequeño número frente a la “multitud de gentes” que rodeaban al inca. Pizarro esperaba que todos dieran “muestras de coraje como tenían costumbre como buenos españoles que eran”», señala el autor.
La suerte estaba echada. El contingente español formó decidido a avanzar hacia la ciudad de Cajamarca (ubicada en la sierra norte de Perú), al encuentro del poderoso líder inca. Desconocían si este combatiría o no, pero estaban decididos a hacer frente a cualquier eventualidad y confiaban en sus cañones, en sus fieles arcabuces -cuyo estruendo acongojaba a los indios-.y en sus caballos -animales que los nativos creían infernales y ante los que huían aterrados-.
Durante el largo camino, sin embargo, todo tipo de emisarios de Atahualpa acudieron al encuentro del pequeño ejército de Pizarro, ofreciéndoles multitud de regalos e informándoles de que su jefe pretendía reunirse con ellos en Cajamarca. No obstante, esto no relajó a los oficiales españoles, cuya vista se iba a la empuñadura de la espada con cada paso que daban. Tal era el recelo, que algunos oficiales de la columna aconsejaron al español no comer ni beber nada enviado por el rey enemigo.

Llegada a Cajamarca

El 15 de noviembre de 1532, la columna vio por fin la entrada de Cajamarca, una bella ciudad pétrea a 2.700 metros de altura. «Los españoles se quedaron mudos por el gran espanto que sintieron al ver la extensión del campamento enemigo. En él habría unas 50.000 personas, más de la mitad guerreros», explica, en este caso Barletta.
En un intento de ganar confianza y desconcertar a los posibles asaltantes que esperaran escondidos en la ciudad, Pizarro ordenó que sus jinetes entraran con un estruendoso galope en Cajamarca. En cambio, no hizo falta usar el terror que insuflaban las monturas españolas en los indios, pues esa parte de la ciudad estaba desierta. Aprovechando esa pequeña ventaja, los militares españoles decidieron entonces asentarse en la plaza central del lugar, la cual podría hacer las veces de fortaleza al contar sólo con dos entradas entre los edificios.
Curiosamente, pronto llegó al encuentro de Pizarro un emisario inca para informar a los españoles de que su jefe, Atahualpa, se encontraba acuartelado junto a sus hombres en un complejo cercano. No había más que hablar: Pizarro encomendó a su hermano dirigirse al lugar y entrevistarse con el líder suramericano.
Sin embargo, también ordenó a Hernando que ejecutara un curioso plan que había elaborado para poder vencer al inmenso ejército inca. «Pizarro pensó que Atahualpa podía atacar esa noche, así que tomó la iniciativa. Invitaría al Inca a cenar con él, y en ese momento lo apresaría. (…) El plan era osado, pero (…) lo ejecutó con firmeza», señala el autor peruano.
Tras seleccionar a una pequeñísima escolta, Hernando se presentó ante Atahualpa. Este, según Lavallé, era un hombre fuerte, atractivo y de unos treinta años. Altivo, el líder Inca no se dirigió en ningún momento de forma directa al representante español, sino que hizo que sus palabras pasaran primero por un noble. Por su parte, los españoles no descabalgaron de la montura en toda la entrevista ante el miedo de ser atacados.
Pizarro, el conquistador que venció a 40.000 soldados incas con 200 españoles
«Los funerales de Atahualpa», cuadro del pintor peruano Luis Montero
Tras beber un licor local -no sin recelo por parte de los españoles, que seguían manteniendo la idea de que los presentes que se les otorgaban podían estar envenenados- Hernando pidió al líder Inca, como estaba previsto, acudir a cenar al improvisado cuartel español. Tras unos segundos, Atahualpa decidió no decepcionar a los visitantes y, aunque explicó que aquel día ya era tarde, acudiría en la jornada siguiente a comer. El plan estaba en marcha. Rápidamente, los jinetes volvieron a contar las novedades a su jefe para iniciar los preparativos para la captura.
Sin embargo, Atahualpa tenía su propia estrategia. «Su plan era simple: él iría ante los españoles aparentemente sin mala intención, pero muy decidido a tomarles por sorpresa, a matarlos junto a sus monturas, y a reducir a la esclavitud a quienes se salvaran. Para esta emboscada, ordenó a sus soldados cubrir sus ropajes hechos de hojas de palma con amplios vestidos de lana», señala por su parte Lavalle.

Una increíble victoria

Al día siguiente los españoles prepararon su emboscada. Concretamente, Pizarro estableció que el rapto de Atahualpa se llevaría a cabo en el centro de la plaza. A su vez, ordenó a todos sus jinetes mantenerse inmóviles hasta que él diera la orden de ataque. Todos se encomendaron a Dios, pues sabían que su única forma de sobrevivir en aquella ciudad era capturar al inca, de lo contrario, serían aplastados por el inmenso ejército enemigo.
Atahualpa llegó al campamento casi al anochecer, después de múltiple insistencias. Junto a él, traía a un inmenso séquito y una ingente cantidad de riquezas que avivaban todavía más las ilusiones españolas. En cambio, también se destacaban en sus filas miles y miles de combatientes ansiosos de acabar con los españoles conquistadores.
Todavía en aparente paz, el sacerdote de la compañía fue el primero en dirigirse, con su debido traductor, a Atahulpa. Como estaba planeado, el religioso se acercó al rey inca para pedirle que se convirtiera al cristianismo y aceptara la palabra de Dios. De hecho, y como símbolo de sus palabras, le entregó una Biblia al poderoso líder, el cual se encontraba sentado en un trono transportado por varios porteadores.
Atahualpa, que jamás había visto un libro, no consiguió ni tan siquiera abrirlo. De hecho, al poco de tratar de averiguar como funcionaba aquel extraño artilugio, lo lanzó contra el suelo con odio para después acusar a los españoles de haber robado y saqueado sus ciudades. Al parecer, esto fue demasiado para el clérigo, que clamó, según Lavallé, venganza.
La paciencia cristiana se agotó. Pizarro, armado con su espada, se abalanzó entonces sobre Atahualpa con un pequeño séquito para, a continuación, dar la señal de ataque. En ese momento, los casi cincuenta jinetes españoles se lanzaron sobre los soldados enemigos y la multitud que, al tratar de huir, provocó una avalancha humana increíble en la que fallecieron cientos y cientos de incas.
Por su parte, mientras los cañones y los arcabuces daban buena cuenta de las tropas enemigas, Pizarro se abalanzó sobre el trono de Atahualpa acompañado por una veintena de soldados. Casi en trance, la escasa tropa atravesó y despedazó con sus espadas a la guardia personal del inca, que, finalmente, fue capturado.
Media hora después la plaza era un caos. La mayoría de las tropas enemigas habían huido de la ciudad con pavor. Por otro lado, casi tres mil cuerpos, una inmensa parte de los soldados de Atahualpa, salpicaban el suelo. Había sido una masacre, y había sido perpetrada por tan sólo dos centenares de españoles que habían puesto en fuga a un ejército de unos 40.000 hombres.

El fallido rescate de Atahualpa

El plan había tenido un final impecable. Tras la captura, Pizarro encarceló en una habitación a Atahulpa, quién, en un intento de ser liberado, prometió a los españoles llenar esa misma estancia de oro y otras dos similares de plata si le dejaban libre. Pizarro aceptó sin dilación y, así, comenzaron a llegar a la ciudad toneladas y toneladas de riquezas para los conquistadores.
Tras varios meses, los españoles lograron conseguir un botín cercano a 1.200.000 pesos, una ingente cantidad que nunca antes había sido obtenida en ninguno de los viajes de Pizarro. Los soldados no cabían en sí de gozo durante el reparto, pues al fin habían obtenido lo que llevaban años buscando.
En cambio, Pizarro se retractó en su promesa y decidió acabar con la vida de Atahualpa tras recibir falsas e interesadas opiniones de sus allegados. Finalmente, el 26 de julio de 1533, los oficiales españoles se reunieron y decidieron el ajusticiamiento del rey por, entre otras cosas, sus traiciones sobre los cristianos.
Esa misma tarde, las tropas españolas se reunieron en la plaza de la ciudad para poner fin a la vida del mandatario. «El inca fue amarrado a un tronco de árbol y se colocaron a sus pies haces de leña, pues se había tomado la decisión de quemarlo vivo por idólatra», destaca el escritor.
En cambio, los sucesos dieron un giro después de que el clérigo español instara a Atahualpa a recibir los santos sacramentos antes de morir para, así, no fallecer en pecado. «Atahualpa habría preguntado adónde iban los cristianos después de su muerte. Frente a la respuesta de que eran enterrados en una iglesia, el inca habría declarado entonces su voluntad de ser cristiano. Añade en el texto Lavallé. Por ello, finalmente fue bautizado y, en lugar de ser quemado vivo, murió ahogado.

La muerte de Pizarro

Después de la proeza llevada a cabo con sus 200 hombres, la suerte dejó de sonreír a Pizarro, que acabó enemistado con otro de los conquistadores españoles, Diego de Almagro. El enfrentamiento llegó a tal nivel que ambos se enfrentaron en una batalla decisiva en la que vencieron las tropas pizarristas.
Tras la muerte de Almagro –el cual fue ajusticiado después de ser enjuiciado por los hermanos Pizarro-, una docena de sus partidarios atacaron por sorpresa a Francisco en su casa de Lima el 26 de junio de 1541. Finalmente, y a pesar de que se defendió hasta el final, el viejo conquistador español cayó muerto de una estocada en la misma ciudad que había fundado sólo seis años antes"

jueves, 16 de mayo de 2013

Amplifier,en Bilbao y Madrid,la cultura musical española acabada.

Crítica de Oscar Cubillo:

Amplifier:Progresividad Astral
"Jueves 9 de mayo 2013, Bilbao, Azkena, 21.30 h, 15-18 €.
Pocas veces se habrá desplegado tanta parafernalia técnica en la pequeña sala Azkena como el jueves para el concierto de Amplifier, trío de rock progresivo filometálico gestado en Manchester en 1998 y que se presentó en quinteto escénico (¡tres guitarras!) iluminado por un par focos extras por ellos aportados (¡una vez que en el escenario del Azkena las luces lucen y refulgen sincronizadas con la música!). Todos los elementos de la caravana mancuniana vestían de negro y las corbatas mostraban un logotipo blanco tipo pulpo, desde los cinco músicos hasta el encargado del merchandising, pasando por los técnicos de luces, de sonido y de escenario, éste un canijo viejo y calvo que parecía salido de ‘El milagro de P. Pinto’.


Ante una audiencia escasa, escogida, masculina y juvenil (pegado al escenario, el guitarrista de Belako), y tras el calentamiento de Charie Barnes, Amplifier presentaron su disco ‘Echo Street’, y en 108 minutos y unos trece temas sonaron obsesivamente reiterativos pero bien conjuntados, con una disposición estética emparentable con bandas brit-pop tipo Keane. Apoyados por nutridas pedaleras dispuestas a los pies de los músicos, Amplifier oficiaron con las ventajas de los grupos modernos de rock progresivo, que conocen porque han estudiado todo lo anterior. Y sí, lo suyo es sinfónico, en numerosas ocasiones reminiscente de Pink Floyd (‘Old Movies’, ‘Where The River Goes’ y más), pero con numerosos toques actuales.

Entre los guiños actuales podríamos citar los ruiditos de Radiohead, la forma de cantar de Porcupine Tree, los momentos flotantes a lo God Is An Astronaut (‘UFOs’), los coros onda Opeth, la caída a los agujeros negros de Muse, la marcialidad de Nine Inch Nails, y una linealidad de metal intelectual (pensé en unos Cult Of Luna más espaciales que ancestrales, más oníricos que telúricos, por ejemplo en una de las mejores piezas de la velada, ‘Fall Of The Empire’, aquí va un video en un festival berlinés en 2012), un esmalte metalizado que casi nunca se quebró (una excepción fue la la pieza quizá más progresiva de la cita, ‘Interstellar’)."
http://bilbaoenvivo.wordpress.com/2013/05/12/amplifier-progresividad-astral/


 Crítica de Lucas Manuel Varas Vilachán:


Amplifier descargan  una tormenta(íntima)de decibelios en Madrid.  
 "El caso de Amplifier es extraño. Uno no termina de comprender qué le falta a esta banda para dar ese salto que les haga llegar al éxito en ese mundillo tan particular del rock progresivo. Aparentemente lo tienen todo: buenos discos, un líder con talento y carisma y canciones que se mueven a la perfección entre el sonido comercial y las múltiples texturas y atmósferas que tanto gustan a los aficionados del género. Cierto es que su camino no ha sido fácil. Tras un brillante debut y la decepción de un segundo trabajo en el que nunca creyeron, echaron el resto autoeditándose el arriesgado ‘The Octopus’. Una jugada que permitió a la banda de Sel Balamir recuperar la autoestima y el respeto suficiente para recalar en Kscope, uno de los mejores sellos en los que un grupo de su estilo puede trabajar y bajo el que han publicado su último trabajo, el notable 'Echo Street'.

 Fue precisamente su reciente álbum la excusa para tenerlos estos días de visita en nuestro país, por primera vez como cabezas de su propia gira. Pero, como se pudo comprobar con la escasa afluencia de público que se dio cita el pasado miércoles en la sala madrileña Rockitchen, apenas un centenar de personas, Amplifier continúan sin dar con esa tecla que les permita movilizar a más gente.

De hecho no llegaría a la treintena las personas que, entre extrañadas y boquiabiertas, asistieron a la actuación de Charlie Barnes, músico multiinstrumentista que, añadiendo todo tipo de sonidos a las capas previamente creadas va generando sus propias canciones. El experimento en ocasiones resultaba fallido, pero en otras, gracias especialmente a la maravillosa voz del músico, sumergía al poco público de la sala en una catarata de sonidos e intensidad que llegaba a emocionar. En cualquier caso, una actuación por la que merece la pena continuar indagando en la música del joven artista.

Pero el plato principal llegaba sobre las 21.30, cuando en el escenario apareció el ahora cuarteto que conforma Amplifier, tras la unión del guitarrista Steve Durose, ex Oceansize, como miembro de pleno derecho de la banda. Una formación completada por el líder, Sel Balamir, como voz y guitarra principal, Alexander "Magnum" Redhead al bajo y colaborando en los coros y Matt Brobin en la batería, a los que había que sumar la participación del propio Charlie Barnes como músico de apoyo en la guitarra, teclados, coros e incluso algunas percusiones.

 'Mary Rose', tema que cierra ‘Echo Street’, fue la encargada de abrir una actuación y supuso toda una declaración de intenciones de lo que depararían las dos horas siguientes: decibelios, mucha distorsión y más decibelios. Por si a alguno le quedaba alguna duda, durante el segundo corte, ‘The Wave’, procedente de ‘The Octopus’, trabajo de que la banda ha adoptado casi toda la iconografía que luce, Sel hacía claras señas a uno de sus técnicos: su guitarra debía sonar más fuerte. Ahora sí, todo parecía en orden. Y a pesar de que fueron muchas las ocasiones en las que la distorsión sonora era muy elevada, la sala cumplió incluso en los momentos de volumen más exigentes, sin ofrecer problemas en lo que al sonido se refiere.

 En cuanto al setlist fue de agradecer que la banda no se estancara en su último trabajo. Con un buen balance de temas entre sus discos anteriores, con gran protagonismo para su sobresaliente debut y el excelente ‘The Octopus’, la selección fue lo suficientemente variada como para reducir los momentos de aburrimiento al mínimo. ‘Motorhead’, ‘Interglacial Spell’ o ‘Fall of the Empire’ sonaron rabiosas, con un Balamir sin concesiones de cara a la galería pero cumpliendo a la perfección en la parte vocal y con sus potentes riffs de guitarra, al tiempo que 'Durose' iba añadiendo capas y texturas de tintes postrockeros que en más de una ocasión recordaban a las de su banda de procedencia, Oceansize, tristemente disuelta a principios de 2011.

Temas largos y complejos entre los que se intercalaban cortes como ‘Neon’, ‘Old Movies’ o las brillantes ‘The Wheel’ y ‘Extra Vehicular’ del último disco, que ofrecieron los momentos de más sosiego, con unos Amplifier moviéndose brillantemente entre texturas delicadas y guitarras desbocadas, y en los que más se pudo disfrutar de la voz de Sel Balamir. Únicamente sorprendió la ausencia de la pegadiza ‘Matmos’, adelanto y uno de los cortes más reconocibles de ‘Echo Street’. En cualquier caso, un setlist convincente y que dejaría para los bises lo mejor de la noche. Volviendo al álbum debut de la banda, atronaron ‘Panzer’ y ‘Airborne’ dejando un inmejorable sabor de boca a los pocos asistentes. El resultado fue una actuación sin alardes, pero que permitió a los de Manchester demostrar que se mueven tan bien en los escenarios como en el estudio, con un directo sólido como una roca.

No puedo evitar cerrar esta crónica sin hacer una pequeña reflexión. No éramos más de cien personas en la sala. A 18 euros la entrada, la recaudación por la actuación ascendió a unos 1.800 euros, de los que hay que descontar casi 400 euros por la salvajada del 21% de IVA que pagamos en este país por asistir a los conciertos. Sin conocer al detalle los costes que acarrea la organización de un concierto de estas características, me pongo en la piel del promotor de turno y me cuesta encontrar las razones para traer de nuevo a bandas así a nuestras ciudades, más allá del amor a la música. Si a la poca expectación generada y una cultura musical en la que el rock cada vez tiene menos cabida se unen unos gobernantes que ponen todas las trabas posibles para espantar a los artistas, el futuro de la música en este país resulta preocupante. Ojalá me equivoque y volvamos a tener a estos geniales Amplifier de vuelta por nuestra geografía."
 http://www.portalesquizofrenia.com/cronica-del-concierto-de-amplifier-en-madrid-8-mayo-2013/2013/05/amplifier-300/



domingo, 12 de mayo de 2013

No pudo ser,Olympiacos campeón de boxeo a los puntos por 100-88.





Que decir,merecida felicitación al campeón de Europa el Olympiacos,que ha hecho unos tres cuartos de boxeo geniales y que ha demostrado que con ostias,corazón,excelentes jugadores y pemisividad arbitral rozando el experpento han ganado a mi equipo,un excelente Real Madrid en el primer cuarto pero que después se ha arrugado.Falta de experiencia,pericia,caracter,algunos fallos de Laso,yo que se pero bueno realmente que más se puede pedir a un equipo que intenta jugar a baloncesto y  que se deja los cojones  y el alma? pero al final hoy no ha podido ser.
Hoy el Real Madrid ha perdido simplemente porque ha sido peor,pero lo del arbitraje de hoy ha sido de aurora boreal.Solo hay que ver los pasos que nos han costado una falta y tres tiros libres que en vez de irnos a la caseta de siete nos deja en cuatro.No me voy a escudar el los árbitros,pero me puedo permitir esta pataleta no??.Y lo de Mirotic?.
Hay que seguir confiando en estos jugadores y en este entrenador,aunque para mi la temporada ya esta acabada.Hala Madrid.
Y el Mvp del partido para mi de largo Acie Law IV.

jueves, 9 de mayo de 2013

Alfredo Landa,el mito nos deja,de momento





Pues si,hace unas horas,uno de los  mejores actores españoles de toda la historia y con el que mas he disfrutado,se nos ha ido.Triste noticia que ya de por si nos deja un  poco huerfanos a todos.En fin otra "buena noticia"que nos deja a todo el mundo helado.Sara Montiel hace nada y ahora Don Alfredo.Adiós a una generación irrepetible de actores que tantos momentos buenos nos han dado.

sábado, 4 de mayo de 2013

Jardín de la Croix,la gran esperanza progresiva española en Bilborock.


Teníamos ganas de ir a Bilborock a ver una de las bandas sobre las cuales mas elogios e incendiarios comentarios se dicen y comentan en el underground mas absoluto,los madrileños Jardín de la Croix.
Lo primero decir que el concierto empezó con retraso y me temo que seria por el partido del Athletic,pero joder que vamos a ver un concierto no el partido de fútbol.
Me esperaba que para ver a los madrileños habría muy escasa gente,pero lo que me sorprendió es que había una espectación de la hostia y esta vez muchos asistentes se acercaron mucho al escenario para presenciar uno de los mejores conciertos en años que he presenciado.
Un grupo que practica un rock y metal progresivo aderezado con post rock y muchos elementos del Match Rock y encima instrumental pues así de primeras y para el publico bilbaíno no tiene ningún factor positivo ni atractivo en un principio.Beben mucho sobre todo de King Crimson o de otro grupo español Tinnitia.

Pero Bilborock se volcó como casi nunca lo he visto con un grupo que no era de la zona
(Quaoar empiezan a tener un tirón tremendo)y así empezaron a atronar los primeros compases Jardín de la Croix.
Es de reseñar que empieza a ver un nivel de grupos instrumentales españoles alucinantes como Toundra que son los mas reputados y que tocan sin complejos en festivales Europeos,pero también están Syberia,y otras muchisimas bandas sobre todo en la zona de Sevilla y Valencia.

Lo que empieza a ser habitual en Bilborock es que la mesa de mezclas no se entera de nada y hasta que no empezó a sonar la tercera canción,aquello parecía un emjambre de abejas.No se distinguía ningún instrumento y los oídos parecían que te iban a explotar.Era divertido ver a los guitarras y al bajista señalar con gestos a la mesa pero de repente a partir de la tercera canción todo queda en el olvido y hay un sonido perfecto,claro,cristalino que hizo que la velada fuera orgasmisca.En fin misterios de la técnica.

Empezaron a atronar temas de sus tres discos que son de una extructura técnica y melódica increíble pero que ellos lo hacían con una autosuficiencia absoluta.La conjunción del grupo es increíble
y el nivel de todos es arrollador.Al compás del bajista todo se hacia según lo planeado y aquello marchaba como un Ferrari.Canciones entre 6 y 8 minutos que no se hacen nada largas y que con las ganas con las que tocan pues haces que alucines con ellos.Pero para mi el principal actor protagonista fue el batería,lo tengo claro es el mejor batería español actual.
Que manera de aporrear la batería,que ganas,que fuerza en definitiva que PASADA.Con la fuerza que tocaba mando un plato a tomar por el culo y el tío ni se entero,rompió baquetas en fin alucinante.Vamos que Portnoy ya tiene rival y encima de aquí.
Tras casi 50 minutos de entrega el final de fiesta fue irrepetible y la gente ya se quedo totalmente prendado del grupo.Aplausos grandes y merecidos a un grupo que con semejante directo es imposible que le puedan ir mal las cosas,y que después hablando con gente de otros grupos que se acercaron de otras zonas para verlos,decíamos lo mismo:"BUUAAAAA IMPRESIONANTE".
Entre mi top 3 de mejores conciertos que he visto en mi vida y que encima aproveche para comprer su primer disco y el vinilo del tercero.En serio si siguen en esta forma de los mejores grupos españoles y si los tenéis por vuestra zona ir a verles,que sera una experiencia increíble.



miércoles, 1 de mayo de 2013

Mourihno a la puta calle


Ya esta bien que por fin de tres años se den cuenta los ProMou de que se ha acabado el ciclo y las alabanzas de uno de los mayores pufos de entrenador de toda la historia de Real Madrid.Y encima ayer nos elimina un equipo de chichinavo en el cual no sabia el nombre de ningún jugador.Pero no tenemos a cinco jugadores en el cinco mundial de la Uefa.
Con 100.000 millones de presupuesto y en tres años hasta el momento de 8 títulos posibles ha ganado dos(si aun le queda la copa de Rey y la Supercopa  pero eso es un titulo.
La imagen del club deteriorada hasta limites increíbles,la suya que decir y de los abrazafarolas no digamos.
Que recoja sus cosas y sus camaradas y a la puta calle.Con jugadores semi retirados y enfrentado con la "banda"española que mas se puede hacer.Pero como le puede hacer al mejor jugador español de la historia del Real Madrid llamado Casillas,lo que le ha hecho.
En fin que lo ha hecho por el bien del Madridismo,venga ya hombre?.
Tres temporadas de nada con los jugadores del filial en estado vegetativo y que se quieren ir del mejor club del mundo y de la historia porque saben de antemano que no van a jugar.

Ya esta bien que nos digan cuales son los valores del madridismo,cuando tenemos que aplaudir al equipo etc,que si los árbitros pero como puede decir eso si esta en el Madrid?.
Todavía saldra en alguna rueda de prensa si se digna y nos perdonara la vida a todos.
Los mismos fallos que Messina pero el que no se da cuenta es Florentino y al final esto va a ser un desastre otra vez.La solución sinceramente es que se haga lo que se ha hecho en Baloncesto.Que lo dirigan hombres de club y que nos concentremos en los mejores jugadores de cantera y españoles que fichen a dos o tres megacracks extranjeros,no a  medianías tipo,Coentrao,Essien,Carvalho,Kherida sigo porque la nómina es increíble.En fin que desastre, pero como dicen los voceros adiestrados siempre nos quedara la cabeza bien alta por eliminarnos y el orgullo de ser madridista.
Al madridista lo que le vale es ganar y punto final y que ponga a los mejores jugadores.