viernes, 17 de enero de 2014

Crónica del concierto de Dream Theater en Madrid 2014.

Articulo extraido de:http://www.portalesquizofrenia.com/cronica-del-concierto-de-dream-theater-en-madrid-16-enero-2014/2014/01

" Muerte en directo:la confirmada decadencia de un grupo otrora divino.
Texto: Pablo M. Beleña

Siento empezar así de contundente esta crónica. Pero realmente Dream Theater ya no son los dioses vivos del Olimpo que descendían a la Tierra temporalmente para dar conciertos de otro planeta. Ni son los que firmaban discos de estudio de leyenda. Ni son los chicos de Mike Portnoy. Eso está claro. Ahora, actualmente, hoy por hoy, en este preciso instante, son una banda buena, sin más. Como otras tantas, sólo que las nuevas generaciones les pisan y les pasan. El concierto dado en Madrid este jueves confirmó una decadencia evidenciada desde que su batería y ex líder dejara la banda. El desastre de organización y de la técnica no le hizo un favor, claro está, pero sí contribuyó a aumentar la sensación de que sus mejores tiempos ya pasaron y ahora, son otra cosa. No son los dioses del metal progresivo que solían ser... 


Repasemos el concierto jugando con algunos de los títulos de sus temas más celebres. No sin antes decir de antemano que el concierto fue un pequeño fiasco y un pequeño desastre. El formato de 'A Evening With Dream Theater' se quedó en un concierto de apenas algo más de 2 horas, cortado antes de tiempo por sobrepasar los horarios permitidos en esta ciudad policial que es Madrid y un frío espectáculo donde apenas les vimos darlo todo sobre el escenario.
Fatal Tragedy confirmada. Se mascaba la tragedia desde que Portnoy dejara la banda y sus últimos dos discos han sido notables, decentes, pero nada brillantes. Su directo pareció tener un renacer en la anterior gira, quizás al estar ellos más desatados tras la tensión y el mando militar que imponía Mike Portnoy, sobre todo a LaBrie. Pero actualmente son una banda de nominaciones de Grammy, de videoclips y de superventas mundiales. Es curioso ver cómo inversamente proporcional a su crecimiento popular y de ventas, pierden peligrosamente público en sus directos.
Cuando empezaron en salas como Canciller, pasaron pronto a La Riviera para llenar el Palacio de los Deportes a reventar en la gira del 'Systematic Chaos'. Ahora no llenan ni la pista del Palacio Vistalegre, sin recurrir a la grada. Lamentable. Estamos hablando de reducir su audiencia de unos 8.000 espectadores a unos 1.500 en casi 7 años. Desde luego que no ayuda su caché, que provoca que su paso por España fuera prohibitivo, con precios de cerca de 45 euros en plena crisis de economía y paro en nuestro país. Y sí, es un problema en parte interno, por nuestros impuestos sobre eventos de cultura, de acuerdo -en Oporto costaba 30 euros-. Pero tampoco es propio de una banda de rock ser tan antipopular. Puede parecer ventajista la actitud de Bon Jovi de tocar en el Calderón por precios low cost por debajo de 20 euros, pero es lo que necesita la industria en estos momentos.
Systematic Chaos. Los problemas técnicos sembraron el caos desde el principio. Sumado al gafe de la organización, que hizo que la gente entrara tarde y mal al concierto, ya empezado, la técnica falló por todos lados. Los vídeos no funcionaron y la gran pantalla del fondo se limitó a servir para proyectar los movimientos de los 5 músicos sobre el escenario. El sonido fue correcto y por momentos excepcional, eso es cierto, pero hubo errores garrafales como cuando se cortó la difusión de la intro, 'False Awakening Suite', compuesta expresamente en este último disco por Dream Theater para servir de arranque en los directos. Los abucheos y silbidos comenzaron a estallar y se presagiaba una tragedia.
Arrancó sin embargo musicalmente bien el concierto, con un arrollador 'The Enemy Inside', que sonó contundente y con ellos, eso sí, con alguna cara de circunstancia ante el fallo del comienzo. Tampoco ayudó al grupo elegir 'The Shattered Fortress', ya que si bien el setlist estaba planteado de inicio con acierto y era muy original, este tema no era buena forma de arrancar. Otro bajón de apoyos en la pista llegó con 'The Looking Glass', del último disco. Sonó bien, con la banda dejando claro que lo tenían bien ensayado. Y es que todos sus temas nuevos sonaron excepcionales, lo cual no deja muy bien a la banda, ya que siempre es mejor que suenen perfectos los temas antiguos y no los nuevos. Vamos, digo yo...

Lost, not Forgotten. Pero como decían ellos con este título, no todo está olvidado. Salvaron el panorama rescatando un clásico bestial como es 'Trial of Tears', y la verdad es que lo clavaron. LaBrie sigue en un estado de gracia y lo bordó, y Rudess fue de ensueño. Sin embargo, me sigue rechinando oír a Mike Mangini  intentando imitar a Portnoy -porque no va a ser igual y no llega a su técnica- y cuando intenta ser original y tirar por sus derroteros desentona con los temas clásicos de DT. Sin entusiasmar, sí es cierto que mejoraron expectativas con 'Enigma Machine', un tema que incluyó solo de Mangini, muy bueno, pese a todo lo dicho anteriormente. LaBrie se había tomado así un pequeño relax ante esta instrumental, que sonó de lujo.
Déjà vu. Ya habíamos visto alguna vez esto: cuando están en lo mejor, se permiten bajar la intensidad y la pifian. Esta primera parte del concierto, llamada 'Acto I', cerró con 'Along for the Ride' y 'Breaking All Illusions', que pese a algunos seguidores entusiastas que casi sacaron el mechero para seguir las melodías suaves de los temas, resultaron algo aburridos y muy bajos de intensidad. Se les veía que estaban pensando más en el descanso que iban a tomar que en darlo todo sobre la pista. Realmente para su edad, dar conciertos de 3 horas día tras día en esta gira no es lo más correcto. Antes de comprometerse deberían pensárselo, porque nadie les reprocharía dar menos conciertos o descansar más entre conciertos, pero sí que no rindan ni al 75% de su capacidad.
El descanso fue lamentable, de discoteca: luces encendidas, ni una animación y música pinchada de fondo que metía hard y heavy. Cuando ya unos pensábamos en que el entusiasmo lo estábamos pisando al estar por los suelos, el descanso nos dejó aún peor la situación. Pero The Show Must Go on y DT arrancaron el 'Act 2' con el especial de 'Awake' y 'Scenes From a Memory'. Previamente, LaBrie había anunciado que era la intención de la banda homenajear estos dos discos al cumplirse su 20º y su 15º aniversario, respectivamente.
Mejor no pudo empezar en este mejor segundo acto: 'The Mirror' y 'Lie' sonaron atronadoras. John Petrucci dio su mejor cara y la unión con Myung fue excepcional. Mangini lo daba todo en estos temas duros y LaBrie volvió a dar la talla. Rudess, claro, esperaba sus mejores momentos de la velada. Y llegaron con 'Lifting Shadows Off a Dream' y 'Space-Dye Vest', más melódicas y pianísticas. Se comieron 'Scarred' respecto al concierto de Oporto, pero la verdad es que lo bordaron con estos dos temas. Especialmente con donde quería hacer un pequeño análisis especial.
Cuando conocí a DT allá por 1997 me fascinó 'Images & Words' mucho más que 'Awake', pero en este segundo disco encontré ese tema mágico que todos tenemos como favorito por las sensaciones especiales que nos despiertan. 'Space-Dye Vest' era en esos momentos para mí un himno de los rockeros amargados, perdedores románticos que cantaban al amor diciendo que jamás volverían a enamorarse, a sentir algo tan fuerte tras el desengaño amoroso recientemente vivido. Yo al menos, imagino que como muchos, me identifiqué con este himno compuesto 100% por Kevin Moore, teclista al que veneraba pese a que siempre fuera sustituido por alguien que mejoraba al anterior. Moore dio un aire especial a ese disco y a la banda con este tema, y jamás pensé que lo vería en directo. Pero sí, y para nada desentonó. Al revés, sonó bestial, la versión en vivo fue adecuada para un concierto de metal, y Jordan Rudess lo bordó -o lo siguiente- retomando esta obra ajena de su antecesor. Impresionante y sobresaliente. De lo mejor de la noche.

Breaking All Illusions. La lástima es que de ahí comenzó a fraguarse la tragedia. Los que seguíamos el setlist de Oporto esperábamos que en cualquier momento comenzaría esa maravilla de su último disco titulada 'Illumination Theory'. Pero no. Arrancaron algunos sonidos del 'Scenes From a Memory' y aunque nos sorprendió por saltarse esa parte del repertorio, nos olvidamos al disfrutar de temas tan queridos por todos como fueron 'Overture 1928', 'Strange Déjà Vu', 'The Dance of Eternity' y 'Finally Free'. Aunque la banda no está tan habituada a tocarlos en vivo, lo hicieron excepcionalmente, sonando de maravilla. Lástima que en la más compleja de todas, 'The Dance of Eternity', perdieron la compenetración -señalan muchos asistentes a Mangini, que habría perdido el hilo de la base rítmica y confundió a sus compañeros- y resultó un pequeño caos. Arreglado de inmediato, eso sí, con un 'Finaly Free' majestuoso, de otro planeta. Lo que ocurre es que nadie sabía que iba a ser... el 'finalmente final' de verdad. La banda, muy afectiva, estuvo casi 5 minutos despidiéndose, tirando púas, saludando, posando para fotos... pero ya. Se marcharon sin bises obligados por la mala organización y sus problemas técnicos. Cuando la gente se dio cuenta de que no iba a haber nada que lograr pitando y con abucheos -que los hubo-, se marchó a casa decepcionada en una importante proporción. Otros, nos dicen, se fueron contentos con lo puramente musical.

Pero no sería honesto conmigo mismo o con vosotros lectores si dijera que me sentí satisfecho con todo lo explicado anteriormente. Era mi séptimo concierto de DT, y eso, entiendo también condiciona mucho el análisis y el balance. De todos modos, pienso que este grupo vive su etapa más débil, algo decadente sin ser por ello censurable. Tocaron el cielo y volaron alto, como Ícaro. Pero Mike Portnoy era Dédalo y sin el genio no se puede volver a tomar la misma altura de vuelo. Lo siento pero es así. Larga vida a DT en la medida de lo posible. Pero que es alarmante su situación también es cierto. Las ventas serán arrasadoras, pero no la recepción de su actual proyecto."

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